La Totora es una humilde
planta gracias a la cual antiguas civilizaciones prehispánicas realizaron
proezas al fabricar embarcaciones y atravesar los mares, construir viviendas en
islas flotantes en medio de la Puna, enormes puentes colgantes sobre inmensos
cañones, caballitos de totora para proveerse de sustento, etc.
Según Franco (1995), los
antiguos pobladores le llamaban "wachaque" a las pozas donde crecen
los totorales. Por lo que es probable que de esta palabra proviene el nombre de
Huanchaco. En la ciudadela de Chan Chan, de más de 2000 años de antigüedad,
todavía se pueden observar restos de "wachaques". En Chan Chan
estaban situados los totorales más grandes y antiguos, pero con el posterior
desarrollo de la agricultura fueron drenados y la totora empezó a secarse. Al
desaparecer los antiguos balsares de Chan Chan, los pescadores transplantaron
la totora a Huanchaco y alrededores.
La totora es una planta que
crece, tanto de manera silvestre como cultivada, en lagunas, zonas pantanosas,
huachaques y balsares de la costa del Perú, desde el nivel del mar hasta los
4,000 m de altitud. Los ecosistemas conformados por los totorales se
caracterizan por albergar una importante diversidad de vida silvestre, donde se
aprecian aves residentes y migratorias, peces de agua dulce, numerosos anfibios
como sapos y ranas, y gran cantidad de plantas acuáticas como el Jacinto de
agua, repollo de agua y el lirio flotante, entre otros.
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